Ángeles, nieve y alcohol, mucho alcohol

Kittilä: etimológicamente, «donde Cristo perdió la zapatilla». Geográfica y demográficamente, localidad finlandesa de 5.833 habitantes (censo de 2004) situada a unos 150 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico.

Pues ése es, nada más y nada menos, el escenario elegido por James Thompson, escritor norteamericano afincado en Finlandia, para ambientar el primer caso que deberá resolver el inspector Kari Vaara.

Un caso en el que la asesinada es una actriz somalí, brutalmente mutilada, y los sospechosos, casi todos. Porque claro, en una región con una densidad de población de 0,7 habitantes por kilómetro cuadrado -cuatro gatos, para que nos entendamos- cualquiera puede ser el asesino, desde el padre del inspector hasta su propia ex mujer, desde el hijo de un rico empresario local a cualquiera de los vecinos que aprovechan su tiempo libre para ponerse ciegos de alcohol hasta no ser conscientes de sus actos.

Dicho así, podría parecer que estamos hablando de otra novela más de suecos; o finlandeses, que para el caso…. Sin embargo, el hecho de que el autor no sea nativo le imprime un toque especial, mostrándonos desde dentro pero con los ojos de uno de fuera una realidad absolutamente extrema. Y que me ratifica en la cuestión simplista que en ocasiones me he planteado: ¿pero qué coño hace la gente viviendo en lugares tan inhóspitos, si de ese clima no puede salir nada bueno?

Aunque, en realidad, algo bueno sí ha salido: esta novela calificada por Michael Connelly como magistral y con la que he pasado unas horas de muerte.

Ángeles en la nieve
James Thompson
Roca Editorial

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