Le atendió Ramiro B (30)

Hoy es 23 de febrero de 2006, 25 años después de lo que afortunadamente no triunfó para tristeza del general de brigada o de división o qué sé yo que dice ser mi padre. Buen día para una venganza familiar demasiado tiempo pospuesta.

Comida en silencio, más propia de monasterio que de cuartel. Nadie ha abierto la boca salvo para comer, lo que me ha hecho pensar de nuevo por los motivos de la invitación. En cualquier caso, el convite resultó providencial.

Después de comer mi madre se ha ido a fregar los cacharros y mi padre se ha encerrado en el dormitorio a echar una cabezadita. En realidad, sus cabezaditas nunca duran menos de hora y media, tiempo suficiente para llevar a cabo mi venganza.

MÉXICO - DETERIORO AMBIENTAL

Tras vaciar en el acuario el contenido de un par de botes de pastillas efervescentes que cogí del botiquín de Carlos, unos pildorones que supongo acabarán con toda la población acuática en cuestión de poco tiempo, he dejado una nota de suicidio colectivo firmada por aquel pez que mi padre llamaba “guerrero de Siam”. La nota estaba escrita al dorso de la fotografía en la que siempre he parecido un niño abandonado por sus padres ante la puerta de un taller.

Creo que mis supuestos padres no volverán a invitarme a comer hasta dentro de bastantes años.

Lee esta historia desde el principio en la etiqueta ramiro b

Deja un comentario