Cómic: «Joker: Quien ríe el último», más de 800 páginas encerrados con el psicópata del pelo verde


¿Qué harías tú si te dijeran los médicos que te quedan unos pocos meses de vida? Difícil cuestión, ¿no? Pues imagínate lo que puede suceder si quien se encuentra en esa situación es un tipo tan imprevisible y desquiciado como el Joker, y encerrado en una cárcel para superdelincuentes por si fuera poco.

En agosto me llegaba el primer volumen como regalo de cumpleaños, algo más de 400 páginas que devoré con el mismo apetito que la correspondiente tarta. Tanto es así que, a la vuelta a la normalidad y coincidiendo con la aparición en septiembre del segundo -y último- de los volúmenes, me pasaba por mi librero comiquero de cabecera para hacerme con él, otro atracón de similar tamaño del que espero dar buena cuenta este próximo fin de semana, tal vez ya al calor de una chimenea -sí, winter is coming en según que latitudes y altitudes.

Vol. 1

El Joker acaba de recibir malas noticias del médico. Encerrado en la Losa, una cárcel especialmente diseñada para retener a delincuentes con superpoderes, instiga un motín que tan solo es la primera parte de un plan que pasa por preservar a toda costa su legado de terror.

Quien ríe el último fue un evento editorial publicado en 2001 en el que participaron héroes tan dispares como Superman, Nightwing, Orión, las Aves de Presa, Young Justice o, por supuesto, Batman. Este primer volumen está realizado por Chuck Dixon (Batman: Cataclismo), Marcos Martín (Batgirl: Año Uno), Pete Woods (Liga de la Justicia), Walter Simonson (Superman: El hombre de arena) y Ed Brubaker (Gotham Central), entre otros autores.

Vol. 2

Enloquecidos por la toxina del Joker, los peores villanos del Universo DC se lanzan a la calle a pelearse contra quien se cruce en su camino. Pero cuando tropiezan con Superman, Supergirl, el Espectro, la Liga del Justicia, la JSA o los Titanes, las consecuencias pueden ser catastróficas. Entretanto, el Joker ha secuestrado a Robin con objeto de gastarle a Batman una broma pesada.

Este volumen agrupa diversos episodios pertenecientes a las series Joker Last Laugh, Action Comics, Flash, Green Lantern, Harley Quinn, JLA, JSA, Robin, Superboy, Supergirl, Superman, The Spectre y The Titans, publicados en 2001. Con ellos, cae el telón sobre una historia memorable que situó en primer plano al arlequín del crimen.

Novela: «Caballos lentos», de Mick Herron


El reino del irreverente y sarcástico Jackson Lamb está en Londres y se llama Casa de la Ciénaga, un vertedero al que van a parar los miembros de los servicios secretos que han cometido un error, ya sea olvidar un documento en un tren, despistarse en una ronda de vigilancia o volverse poco fiables a causa del alcohol. Sus colegas los denominan «caballos lentos», son los parientes pobres del espionaje británico y todos comparten las ganas de salir de allí a cualquier precio y volver a la acción.

De este extravagante grupo de proscritos, el más desengañado es River Cartwright, que se pasa el día transcribiendo conversaciones interceptadas de teléfonos móviles. Sin embargo, cuando se produce el secuestro de un joven y los autores amenazan con decapitarlo en directo por internet, River ve en este acto una oportunidad para redimirse. ¿La víctima es quien parece ser? ¿Y qué relación guardan los secuestradores con ese periodista caído en desgracia que los caballos lentos investigan? Mientras suena el tictac que nos acerca al plazo establecido para la ejecución, River descubre que cada uno de los implicados tiene intereses ocultos, y si los caballos lentos no espabilan, el eco del crimen se difundirá por todo el mundo.

Elogiada por The Mail on Sunday como «la novela británica de espías más satisfactoria en muchos años» y considerada por The Daily Telegraph como una de las veinte mejores novelas de espías de todos los tiempos, Caballos lentos es la primera entrega de la multipremiada serie protagonizada por Jackson Lamb, un personaje que dejará huella por su temeridad y su afilada lengua. Mick Herron ha modernizado con brillantez y humor las claves del género, ofreciendo una mirada crítica y sin concesiones sobre la sociedad británica actual.

Caballos lentos
Mick Herron
Trad.: Enrique de Hériz
Salamandra Black

Novela: «Asesinato en el Parque Sinaloa», de Élmer Mendoza


Edgar «el Zurdo» Mendienta ha decidido retirarse de las fuerzas policiales.

Desencantado y hastiado por la violencia, parece sucumbir ante el consumo autodestructivo de whisky, cuando Abel Sánchez, viejo amigo y mentor, hace que vuelva como detective por un favor al que El Zurdo no puede negarse: hallar al asesino de su hijo, el abogado Pedro Sánchez Morán, quien fue encontrado muerto en el Parque Sinaloa.

La policía de Los Mochis cerró el caso sin investigación alguna, pues dan por hecho que Pedro fue asesinado por su novia, la también abogada Larissa Carlón, cuya muerte reciente fue asumida como suicidio. Elementos de la Marina patrullan Los Mochis; el Perro Laveaga, cabecilla del cártel delPacífico, se ha fugado de la prisión de máxima seguridad de Barranca Plana y todo parece indicar que está escondido en alguna parte de la ciudad.

El poderoso narcotraficante está actuando con imprudente descuido; confía demasiado en el Grano Biz, su lugarteniente en la zona, y, además, su obsesión por una mujer lo tiene trastornado. El deseo más grande del Perro es reencontrarse con Daniela K, locutora de gran audiencia, quien ha prometido hacer una radionovela sobre la vida del capo.

Asesinato en el Parque Sinaloa es un laberinto de intrigas y complicidades, de senderos que convergen en la pasión y el crimen. Élmer Mendoza nos entrega una obra maestra del género, una novela vertiginosa que nos recuerda que la pregunta fundamental de la literatura policiaca es la misma del amor: ¿quién diablos es el culpable?

Asesinato en el Parque Sinaloa
Élmer Mendoza
Literatura Random House

«Muerte entre las estrellas», una alfombra roja a los pies de Carmen Arregui.


«Muerte entre las estrellas se desarrolla en una de las semanas más importantes del calendario donostiarra, aquella en la que se celebra el Festival de Cine de San Sebastián al que tiene previsto asistir, en calidad de espectadora, Carmen Arregui, que se ha reservado unos días de vacaciones para disfrutar de las proyecciones y tratar de ver de cerca a las estrellas internacionales que visitan la ciudad vasca en esas fechas. Con lo que no cuenta Carmen es que el ocio se transformará en trabajo y verá a esas estrellas más de cerca de lo que nunca hubiera imaginado cuando, al poco de inaugurarse el festival, aparece muerta una de las miembros del jurado, a la sazón actriz de cine porno y a la que, no sé por qué, no puedo dejar de poner la cara de Amarna Miller (que dios me la conserve viva mucho tiempo)».

Vuelve Carmen Arregui, vuelve Laura Balagué y lo hace a lo grande, con alfombra roja y todo. Mi reseña, en Calibre .38.

Novela: «No te sientes de espaldas a la puerta», de David de la Torre


El mayor crimen es el que atenta contra la conciencia, y la de Liberto Johnson hace mucho tiempo que no duerme tranquila. En el Nueva York de los años 70, este inspector de policía se bate entre sus casi extintos valores para sobrevivir y la lucha interna por el modo de hacerlo. Trabajando junto a su compañera Donna, un crimen removerá sus entrañas mostrándole una realidad incómoda pero inevitable. Alguien le vigila de cerca y él no lo sabe, hasta que el cadáver de una joven aparece cerca de un teatro regentado por una de las familias más poderosas de la ciudad. La investigación para resolverlo colocará sobre la mesa del Pleasant, un restaurante de mala muerte situado en pleno Little Italy, las cartas con las que tendrá que jugar una partida con la muerte. Pero él desconoce que esas cartas ya están marcadas.

No te sientes de espaldas a la puerta es una novela construida sobre los cimientos de una época difícil, intensa y asfixiante, donde el dinero, la traición y el poder pueden arruinar una buena carrera policial.

No te sientes de espaldas a la puerta
David de la Torre
Playa de Ákaba

Novela: «La crueldad de abril», de Diego Ameixeiras


Un crimen absurdo, sin sentido, de tercera (como mucho de segunda, dependiendo de si se tiene cubierta o no la cuota de «buena conciencia» del día), pues a eso es a lo máximo que podría aspirar en cualquier medio la noticia de un par de sintechos muertos en un incendio de una pequeña ciudad.

Una historia negra, densa como la pez, sobre lo sórdido del alma humana. Una historia dura, sin concesiones, en la que la redención, cualquiera que sea, no tiene cabida (¿acaso la encontramos en el mundo que nos rodea, mundo no apto para almas sensibles?). Un relato devastador que proyecta una luz de una claridad inmisericorde sobre la podredumbre de nuestra sociedad, la cotidiana, la tuya y la mía (no se engañe el lector: así es, por mucho que sus «protagonistas» parezcan pertenecer a esa zona marginal dentro de lo marginal que sólo habitan los perdedores), no la de los chivos expiatorios que solemos elegir para acallar nuestras conciencias, esa clase alta de políticos, empresarios, especuladores… «carentes de corazón», como si nosotros, en nuestro insignificante anonimato (bonita y cómoda coartada), lo tuviésemos. Y, con todo, es un texto atravesado por un sorprendente y perturbador lirismo, que contribuye a crear un relato incómodo, pero emocionante y conmovedor.

La crueldad de abril
Diego Ameixeiras
Akal

Novela: “Matamoscas”, de Dashiell Hammett y Hans Hillman


«A Babe le gustaba Sue. A Vassos le gustaba Sue. A Sue le gustaba Babe. Y eso no agradaba a Vassos. Los celos minaron el juicio del griego…»

Sue Hambleton, una muchacha rebelde de familia acomodada, se había fugado. Harta de la ostentación de la Quinta Avenida de Nueva York, redirigió su vida hacia los callejones oscuros de una San Francisco vista desde abajo, repleta de gánsters, prostitutas e impostores. Tras su repentina desaparición, y contratado por el padre de la muchacha, el agente de la Continental —detective privado duro e implacable, arquetipo del subgénero hard boiled, creado por el propio Hammett— deberá resolver el caso.

Durante siete años, Hans Hillman, considerado el Saul Bass del cartelismo cinematográfico europeo, elaboró para Matamoscas más de doscientas cincuenta acuarelas en una extensa gama de grises. Con sus sorprendentes planos de cámara —zoom, corte, plano general, corte, primer plano—, colocó literalmente a Hollywood a la sombra del deslumbrante sol de una áspera California, abarrotada de criminales de poca monta: «Escogí Fly Paper —confesó Hillmann— a finales de 1975 de entre una lista de títulos en los que me interesaba trabajar, porque quería desarrollar un proyecto de libro que secuenciara la historia a la manera del cine. Lo que más me gusta de Matamoscas es que todo luce un poco desgastado, miserable, casi como la vida real de aquella época. No hay gente demasiado pobre o rica, no hay detectives “superhombres”, ni nada excepcional del lado de los criminales.»

Una magistral adaptación del relato de Hammett que supone, al mismo tiempo, una obra precursora de la novela gráfica —a la par que Contrato con Dios de Will Eisner— y un colosal homenaje a la ficción detectivesca.

Matamoscas
Dashiell Hammett y Hans Hilmann
Libros del Zorro Rojo

Cómic: «Dr. Uriel», de Sento


El verano de 1936, Pablo Uriel, un joven de veintidós años recién licenciado en Medicina, empezaba ilusionado su andadura profesional y se enfrentaba a su primer destino como médico. En ese momento no podía ni imaginar que, de repente, su vida y la de todo el país se iba a convertir en una terrible pesadilla.

Los testimonios minúsculos, como el suyo, no suelen figurar en los grandes libros de Historia y acaban desapareciendo… Pero Sento se ha encargado de que, ochenta años después, la pequeña gran historia del doctor Uriel sea difícil de olvidar. Publicado originalmente en tres tomos –Un médico novato, Atrapado en Belchite y Vencedor y Vencido–, Doctor Uriel recopila la historia completa en este integral cuyo primer tomo ganó el Premio Internacional Fnac-Sins Entido de Novela Gráfica en 2013.

Aún en plena dictadura el doctor Uriel consiguió escribir sus memorias que vieron la luz en una pequeña edición familiar publicada en 1988, dos años antes de su muerte.
Sento Llobell, autor de la trilogía y yerno de Uriel confiesa que “cuando leí las memorias me quedé impresionado. Siempre pensé que tenía que hacerlo”.

Dr. Uriel
Sento
Astiberri

Novela: «Las niñas de Cádiz», de David Monthiel


En medio de un tórrido verano de levante, el detective Rafael Bechiarelli recibe el encargo de buscar a Francis Scarfe, un ilustre ahijado inglés de Cádiz que ha desaparecido sin dejar rastro. Los informadores habituales de Bechiarelli, los conocidos y vecinos de Scarfe: todos apuntan a que se ha esfumado por culpa de una mujer fatal, una suerte de Carmen o de lovely girl of Cadiz, como las llamaba Lord Byron. Pero Bechiarelli, en su búsqueda, sólo se encuentra con las verdaderas « niñas de Cádiz » y, tras la pista de Scarfe, se verá obligado a realizar una road movie por la costa gaditana.

Saldrá a la luz entonces la sofocante realidad de toda la fauna veraniega (especuladores, turistas, neojipies, permacultoras, sirvientas, señoritos, catedráticos llanitos, inmigrantes y residentes míticos) y de los tópicos del aclamado paraíso turístico. Poco a poco, Bechiarelli va descubriendo que, conforme se acerque a la verdad, va a encontrar el verdadero souvenir envenenado del Cádiz que llaman Cadifornia.

Las niñas de Cádiz
David Monthiel
El Paseo Editorial

Unos mejillones de Galway con Dolores O’Riordan


«El Malone se diferencia en apariencia muy poco de las otras decenas de tabernas irlandesas de la ciudad y de las miles del país y tal vez de las decenas de miles del mundo: iluminación más bien escasa, mucha madera, decoración recargada que pretende que te sientas como en casa -si yo metiera en mi palafito la cuarta parte de los cachivaches que veo ahora mismo a mi alrededor me tendría que salir a dormir a la terraza-, fotografías de tipos con gorra transportando barriles de cerveza por el interior de una fábrica, cierto olor a humedad característico…

Tal vez los hechos diferenciales de esta que nosotros frecuentamos por estar junto al Cuartel sean que su propietario, Sean, sea un nativo de Galway y que demuestre cierto gusto por la música clásica irlandesa, entendiendo como tal que todo lo posterior a The Cranberries para él es música moderna e insoportable. En estos momentos suena, precisamente, Zombie, pero no es casualidad, es que casi siempre suena Zombie en este local.

También son marca de la casa las cinco pantallas de televisión en las que siempre, siempre, pasan la misma película por cuyo título, por cierto, jamás he preguntado ni al dueño ni a las camareras. Pero me gusta -aunque la emitan sin sonido y no sepa de qué va- porque en ella aparece, junto a una guapa pelirroja que se da cierto aire a mi subteniente, aquel actor más alto que el caballo que montaba en las muchas películas del oeste que vi de crío con mi padre, si bien debe de ser una película rara en su producción pues no sale disfrazado de vaquero sino más bien en un bar con otros consumidores habituales de cerveza negra».

Fragmento de mi segunda novela (todavía inconclusa) protagonizada por Ulises Sopena, capitán de la Policía Fluvial Metropolitana de la Zaragoza de 2041.