Jerome Charyn, el hombre barbo

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De entre todos los autores de novela negra cuya obra ha pasado por mis manos en las tres décadas largas de dedicación casi exclusiva a la lectura del género, tal vez sea Jerome Charyn el que más me ha sorprendido. Y uno de los que más me han gustado, también.

Me llegó de rebote, a modo de desafío: “Tú que tanta novela negra lees, a ver si puedes mejorar esto”. “Esto” era La educación de Patrick Silver, tercera de la serie protagonizada por el comisario irlandés, judío, bolchevique y muchas cosas más Isaac Sidel. Bueno, protagonizada por Sidel y por Manfred Coen -apodado Ojos azules-, policía también y niño mimado del comisario. Y por Marilyn, la fiera hija de Sidel. Y por los Guzmán, familia de falsos judíos conversos que controlan parte de la delincuencia neoyorquina desde su inocente negocio de venta de chucherías.

El libro estaba editado en la selecta colección Black de Plaza & Janés, una de las mejores colecciones de novela negra que se han hecho en España hasta la fecha, 23 títulos nada más de una excepcional calidad literaria.

Me quedé con ganas de más, la novela era sencillamente extraordinaria, así que había que buscar otros títulos del mismo autor. Y, poco a poco -no está demasiado editado en nuestro país a pesar de tener en su haber más de 50 libros de diversos géneros, incluso alguno dedicado al ping pong, su gran pasión-, fui haciéndome con otros cuatro de la misma serie –Ojos azules, Marylin la Fiera, Las chicas de Maria y Misterioso Isaac-, con tres ajenos a la misma –Metropolis, Llamado Paraíso y Elsinore– y con otro que da las claves de la curiosa forma de narrar y de las curiosas historias que narra el autor, la biografía novelada El hombre barbo.

el hombre barbo

Una forma de narrar en la que, deduzco precisamente a través de esa biografía, tiene mucho que ver su hermano Harvey, policía de la brigada de homicidios de Brooklyn a través del que Jerome conoció las entrañas de una comisaría real. Pero no las entrañas “procedimentales” -a la vista de sus novelas, al autor le ha importado siempre más bien poco cómo se resuelven los casos en la vida real- sino las que se refieren a la convivencia diaria entre quienes integran un ecosistema tan jerarquizado, cerrado y tenso como el que se supone en un cuerpo policial.

Pero, por supuesto, no es solo la profesión de su hermano lo que determinó la naturaleza de sus tramas. En el fondo, pero sin tener que rascar demasiado la superficie si has tenido la suerte de leer esta excelente autobiografía, está la infancia y adolescencia de Charyn en su neoyorquino Bronx natal, sus aventuras callejeras, sus anhelos y aficiones, su lucha continua contra el padre -algo que comparte con otro genio, Jim Thompson-, la devoción hacia su madre… y los barbos del río Bronx, cómo no.

El río Bronx es una pequeña corriente agusanada, famosa por sus barbos y el color del fango. Los barbos del Bronx pueden tragarse una lata y darle un cate a un niño en la orilla fangosa con sus largos bigotes y sus potentes dientes. El barbo vive en el barro, a ambas orillas del río, trazando caminillos en el lodo con sus belfos y revoloteando con sus aletas en el aire.

La obra de Charyn -incluso los títulos que forman parte de la serie Isaac Sidel- se encuentra dispersa en varias editoriales: la citada Plaza & Janés hace ya demasiados años, la Serie Negra de RBA más recientemente, la editorial Thassàlia que publicó varios de sus libros en los ochenta… Una pena, desde luego, que un autor de esta talla sea tan difícil de leer en España. Y una pena que nadie reedite estas magníficas memorias que fluyen continuamente entre dos aguas, entre realidad y ficción -se queda uno con la sensación de no saber qué hay de cierto y qué de invención al leerlas- que, tal vez, animasen a los aficionados al género negro a conocer más sobre la obra puramente de ficción de este neoyorquino afincado en París.

Pero, ¿y si la gente de RBA -por ejemplo, ya que tienen varias de Sidel en su catálogo, leyese esta entrada y se pusiera manos a la obra? Más de uno de lo agradecería.

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5 comentarios sobre “Jerome Charyn, el hombre barbo

    1. Buena elección, Juan Carlos, si lo puedes encontrar. En cuanto a sus novelas, sí debo reconocer y advertir que no son aptas para todos los lectores, conozco buenos aficionados al género a los que no les gustan, tal vez por la peculiaridad de los personajes y tramas que monta.

  1. Dura y penetrante esa autobiografía que Charyn escribió y que leí hace tiempo en la editorial a que aludes.
    Un autor para no perderse, opinión que suelen compartir aquellos que descubren a Marc Behm.
    Gracias, Ricardo por ese «faro negro»

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