Le atendió Ramiro B (45)

Carmen Lázaro siempre ha sabido que si por algo no se caracteriza es por un comportamiento impulsivo. Lo de tardar horas (o días, dependiendo de la gravedad del asunto) para tomar una decisión es su marca de fábrica. Por eso es por lo que pasa tanto tiempo vagando por la librería sin saber bien qué libro comprar. Por eso a veces termina llevándose a casa un libro que ya tiene, tal vez sea el miedo a lo desconocido lo que le impulsa a leer casi siempre la misma historia, a vivir cada día la misma vida.

Por eso lleva más de una hora con el libro que acaba de comprar entre las manos, sentada en el borde de la cama, tratando de convencerse de que, efectivamente, en la esquina superior de la primera página, escrito a lápiz, lo que está viendo es un nombre y un número de teléfono. Un número de teléfono que corresponde a su misma ciudad.

libro en tus manos 1

Por eso lleva más de una hora preguntándose quién ha podido escribir ese nombre y ese teléfono en su libro. Por eso se pregunta una y otra vez quién es Manuel y si ese libro tenía que acabar precisamente entre sus manos o ha caído en ellas por puro azar. Por eso no es capaz de decidir si se trata de una cita para ella o para cualquier persona que hubiera podido comprar el libro.

Por eso no sabe si llamar, coge el teléfono de la mesilla y lo cuelga de inmediato. Vuele a cogerlo y lo cuelga de nuevo. Finalmente se decide, pero piensa en Luis y teme que, si comprueba las llamadas salientes (que nunca ha sabido cómo se borran de la memoria) pueda sospechar que tiene una aventura.

Saca el móvil del bolso y entra en el baño, el rincón de la casa en el que se siente más escondida. Porque nunca se sabe a qué hora puede llegar Luis a casa.

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